Este es
uno de los encargos en los que he estado trabajando últimamente. Es un Señor
del Mal, ambientado en la fantasía oscura. Las fotos no son muy buenas, pero es
lo que tienen los encargos, que uno saca las fotos cuando se van a llevar el
traje (en este caso, por la tarde y encima estaba nublado). Sumado eso a mi
cutrecámara (va con pilas, así que imaginad), pues no se ve muy allá. No
obstante, actualizaré esta entrada conforme me pasen mejores fotos, que para
algo el dueño es colega.
Y ya
hablemos del traje, partiendo de estas premisas: señor del mal, negro, bajo
presupuesto. La persona que me encargó el traje es un amigo, y yo sabía que
tenía de otras veces unas hombreras de cuero bastante resultonas, así que
diseñé el traje de modo que pudiera incorporarlas.
Entre
la túnica y la capa van 11 metros de tela, 3 y medio para la túnica y el resto
los destiné a la capa. Son 2 telas diferentes, pero ambas muy ligeras para que
los pliegues tuvieran una buena caída, como podéis comprobar.
La capa
va perfectamente rematada mediante un repulgo, que, para los que no sepan qué
es, es el tipo de costura con el que se rematan las cosas que no llevan
dobladillo, como los pañuelos. Esto se consigue con una remalladora y que,
además de rematar con hilo la tela, tiene una cuchilla que va cortando la tela
sobrante. Algún día os hablaré de los "cacharros" que tengo en el
taller, pero sabed que gracias a la remalladora pude hacer toda la capa en
menos de la mitad de tiempo. De no tenerla ni me hubiera atrevido, pues la
tarea sería titánica.
Tanto
el bajo de la túnica como el cuello de la capa están pintados a mano con
pintura para tela de color oro. Además, como podéis ver en el detalle de la última
foto, el cuello lleva pegadas unas gemitas de color negro.
La
capa, cómo no, está pintada con spray de imprimación para resaltar los pliegues
y darle ese aspecto de polvo y suciedad que este tipo de trajes piden a gritos.
Esta vez he probado con otra marca y el resultado me ha gustado más que con la
habitual (Citadel). Si alguno de vosotros quiere intentarlo en casa, es
bastante fácil, pero, un consejo: ¡Jamás uséis pintura en spray de los chinos
para ahorrar dinero! Luego no digáis que no os he avisado.
Ahora
vamos con los guantes. Es una gilipollez improvisada, pero la verdad es que
quedó muy bien. Tenía yo por casa un retal de tela plisada que me había sobrado
de un trabajo que tuve que hacer en clase (y que ya enseñaré en alguna entrada
posterior), y vi que si lo ponía alrededor de las muñecas como si fuera un
brazal quedaba muy bien, así que lo cerré, remallé los bordes para que no
deshilachara y le puse una correa de polipiel a la altura de la muñeca para que
quedase sujeto al brazo.
Por
último, el cinturón está confeccionado con una tela de tapicería roja y se
cierra a la espalda con cinta corchetera (pequeña venganza de cualquier mujer
que tuvo que aprender a abrocharse el sujetador). Lleva una cadena en bronce y
un par de botones del mismo color para darle un poco de vidilla.
Y eso
es todo. En fotos no dice mucho, pero en movimiento destila oscuridad por los
cuatro costados.